Todas nuestras obligaciones y compromisos han puesto en peligro nuestra salud, y esto principalmento por lo limitado que es el tiempo para comer. Como consecuencia de esto comemos más rápido de lo que realmente deberíamos.
Es muy bueno que nos informemos sobre las terribles consecuencias de comer rápido.
Una de las consecuencias es la indigestion. Sabemos que la digestión empieza en la correcta masticación de los alimentos. Comer rápido, según los expertos, es un camino directo a la indigestión. Entre sus principales síntomas se encuentra el ardor estomacal y la pesadez. A veces, estos son tan agudos que pueden llegar a confundirse con un ataque al corazón. El malestar cede una vez que el cuerpo ha podido terminar de digerir los enormes pedazos de comida que has engullido.
Otra consecuencia es el aumento de peso: el cerebro y el estómago trabajan en sincronía para controlar el apetito. Este proceso no es instantáneo; de hecho, tu estómago demora alrededor de 20 minutos en comunicarle al cerebro que ya has comido suficiente. Por este motivo, si comes muy rápido, habrás tragado muchas calorías, antes de que tu estómago haya podido avisarle a tu cerebro que no las necesitaba. Y todos sabemos que las calorías en exceso terminan traduciéndose en kilos indeseados.
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