La capacidad de compromiso se adquiere en la
infancia
La falta de compromiso por parte de uno de
los miembros de una pareja puede poner en serio riesgo la relación.
Cada día
se separan o divorcian en España 350 parejas, según el Instituto de Política
Familiar. La falta de compromiso es una de las razones que explican los
problemas para mantener una relación prolongada y estable. Según un estudio,
quienes en la infancia disfrutaron de una buena relación con su madre y en la
adolescencia fueron capaces de resolver con eficacia los conflictos con sus
amigos tienen menos dificultades para comprometerse en las relaciones.
Cada vez más personas optan por estilos de vida muy diferentes al
tradicional, como vivir solos o mantener relaciones abiertas (que permiten
relaciones sexuales con otras personas), entre varias opciones. Da la impresión
de que el compromiso no es, precisamente, uno de los valores que cotizan al
alza hoy en día. Se ha analizado mucho el porqué de la falta de implicación, ya
sea en la esfera de las relaciones de pareja o en otros ámbitos de la sociedad actual.
Los sociólogos explican que hoy se vive en una época de la posmodernidad
caracterizada por el individualismo, la falta de verdades absolutas y la
incertidumbre, ya sea en el mercado laboral o en las relaciones personales.
Esta manera de obrar y vivir con independencia de los demás, destacan numerosos
investigadores, dificulta que las parejas puedan durar toda la vida, ya que
para muchas personas, sus propios deseos y proyectos serán más importantes que
la propia relación sentimental.
Por otro lado, los psicólogos alertan del aumento del número de personas
que sufren el síndrome de Peter Pan. El psicólogo estadounidense Dan Kiley
bautizó como "peterpanes" a los hombres adultos que son incapaces de
comprometerse porque aún se comportan como niños.
La clave: una buena relación con la madre
Pero, aparte de un contexto social que parece favorecer el individualismo,
¿hay otras causas que puedan explicar la falta de compromiso de algunas
personas? Según un estudio publicado en la revista "Psychological
Science", los problemas de hombres y mujeres para mantener el compromiso
con sus parejas podrían tener origen en la infancia. Para este estudio, los
investigadores entrevistaron a 78 personas de 20 o 21 años de edad y analizaron
qué nivel de compromiso tenían en su relación actual.
También entrevistaron a sus respectivas parejas para cotejar las
respuestas. Antes, los investigadores habían recabado información sobre dos
aspectos importantes del pasado de las personas entrevistadas: cómo había sido
la relación con sus madres en la infancia y cómo manejaban las discusiones en
los años adolescentes. Las personas que disfrutaron de una relación cariñosa y
responsable por parte de su madre y que fueron capaces de resolver con eficacia
los conflictos con sus amigos en la adolescencia estaban más comprometidas en sus relaciones
sentimentales.
Mismo nivel de implicación, unión más estable
Otro de los interesantes resultados que arrojó el estudio fue que un factor
fundamental para que una pareja dure es que tenga un nivel de compromiso
similar, ya sea este nivel bajo o alto. Para analizarlo, cada pareja tuvo que debatir sobre un tema
que fuera importante para ella y sobre el que no había logrado un acuerdo. Los
investigadores grabaron la discusión. Las uniones en las que ambos tenían un
bajo nivel de compromiso tenían más posibilidades de éxito que otras en las que
uno quiere poca implicación en la relación y el otro mucha.
Los expertos concluyen que la ausencia de compromiso por parte de uno de
los miembros puede poner en serio riesgo la relación. Según el psicólogo
estadounidense George Levinger, el defecto de compromiso es uno de los cuatro
factores que anuncian el final de una relación. Los otros tres son: creer que una nueva
vida es la mejor solución para los problemas sentimentales, tener parejas
alternativas y la expectativa de que la relación fracase.
EL APEGO ENTRE MADRE E
HIJO
Una mala relación entre madre e hijo durante la primera infancia provoca, con
mucha probabilidad, que el futuro adulto tenga serios problemas en sus
relaciones personales. Una interesante demostración de la importancia del apego fue el experimento que realizó el psicólogo
Harry Harlow. Separó a un grupo de crías de monos Rhesus de sus madres. Debido
a la ausencia de estas, las crías se abrazaban a unas almohadillas que había en
el suelo de las jaulas.
Harlow tuvo
entonces la intuición de que la relación madre-hijo tiene una función
primordial para la supervivencia psicológica de las crías. Así que formó cuatro
grupos de crías. Los monos de un grupo estarían en contacto con una madre de
madera vestida con ropas suaves y que proveía de leche. Otros estarían con una
madre parecida, pero sin aporte de leche. Un tercer grupo estaría con una madre
realizada con alambre y que daba leche. Y, por último, otras crías estarían con
una similar, que además no proporcionaba leche. El resultado fue que los monos
preferían el contacto con la madre de ropas suaves que no daba leche. Optaban por pasar hambre antes que renunciar al contacto.
Como señaló
Harlow, "cuando la madre cubierta de ropas suaves estaba presente, los
bebés corrían rápidamente hacia ella, se cogían a su cuerpo, se frotaban contra
las ropas, se apretaban contra ella... Pero cuando estas madres estaban
ausentes, los bebés corrían de un lado a otro, se agarraban a sus caderas y
cuerpos, y gritaban de aflicción". Ya adultos, fueron incapaces de
realizar con éxito el acto sexual. Según el especialista, tenían problemas
en sus relaciones personales por culpa de una mala relación materno-filial en
la infancia.
Fuente principal:
· Fundacion Eroski Por JOSÉ ANDRÉS RODRÍGUEZ
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