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sábado, 14 de julio de 2012

Independencia del Adolescente


Cuando los niños entran en la adolescencia ruegan que sus padres les den mayor libertad. En cambio los padres tienen que balancear entre su deseo de fomentar mayor confianza en sí mismos, mayor capacidad por valerse por sí mismos y el conocimiento de que el mundo puede ser un lugar muy peligroso y amenazante para la salud y la seguridad de los niños.
Algunos padres les dan demasiada libertad en ciertas cosas indebidas, o les dan demasiados privilegios antes de que los adolescentes estén adecuadamente preparados para ellos. Otros padres se exceden queriendo mantener un control demasiado rígido con los hijos, negándoles las oportunidades que necesitan para madurar y aprender a tomar decisiones por sí mismos, y aceptar las consecuencias de las mismas.
Los estudios científicos nos indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando mantienen un enlace fuerte con sus padres pero al mismo tiempo se les permite tener sus propios puntos de vista e inclusive estar en desacuerdo con ellos. Aquí les damos algunos consejos para poder balancear entre la cercanía y la independencia:


  • Conceder la independencia en etapas: Según vaya incrementando la madurez y la responsabilidad de un adolescente, puede darle mayores privilegios. Quizás al principio le dé la oportunidad de escoger sus zapatos, siempre y cuando no cuesten más de una cierta cantidad. Más tarde le puede permitir que haga sus propias compras, con el acuerdo que no le quitará las etiquetas a la ropa hasta que usted apruebe su selección. Eventualmente le puede dar una cantidad fija de dinero para que se compre la ropa a su gusto.  La independencia no es algo que se debe obtenerse de golpe. Ya durante la infancia los niños deben ir adquiriendo algunas responsabilidades que les den cierta independencia, así cuando llegan a la adolescencia que esa independencia vaya aumentando gradualmente será un proceso natural.
  •  Evaluar correctamente la madurez de los adolescentes. No todos los adolescentes tienen el mismo grado de madurez y  de esa madurez depende la independencia que pueden asumir. Los padres son las personas que mejor saben en qué momento de su desarrollo están los hijos y deben tenerlo en cuenta a la hora de permitirles o no hacer ciertas cosas.
  • Confiar en los jóvenes. La relación con los hijos adolescentes debe ser de confianza, sin ella nada funcionará. Es importante que  sepan que sus padres confían en ellos, eso les dará seguridad en sí mismos. Pero también es importante que la confianza no sea ciega y que ellos sepan que deben ganarse la confianza actuando correctamente.
  •  Acuerdos. Que las adolescentes y los adolescentes vayan conquistando su libertad puede establecerse siempre en términos de negociación. Los padres deben dejar muy claro a sus hijos que irán ganando más libertad si cumplen con los compromisos adquiridos en los pasos anteriores.
  •  Hablar claro es imprescindible. Conseguir una buena comunicación con los hijos es un paso imprescindible para que todo funcione bien. Si el adolescente no entiende exáctamente qué es lo que sus padres esperan de él o ella difícilmente podrá cumplir con ello.
  • No saltarse las reglas. Las normas son muy importantes para el crecimiento de los adolescentes. Es muy importante que los padres sean estrictos al exigir su cumplimiento porque si unas veces lo hacen y otras no, esas reglas dejan de ejercer su función educadora.
  • De los errores también se aprende. Los padres de los adolescentes no pueden pretender que estos lo hagan todo bien. Los errores forman parte de la vida humana, todos los cometemos y además sirven para aprender.
  • Salud y seguridad son lo primero. Que los adolescentes entiendan eso debe ser uno de los objetivos primordiales de su educación. Los padres deben ocuparse de que chicos y chicas sepan que sus padres no permitirán nada que ponga en riesgo ni su salud ni su seguridad. Así aprenderán a ser cada vez más ellos mismos los que se ocupen de estar sanos y seguros y no correr riesgos en ese sentido.
  •  Elegir bien las prioridades. A la hora de ir dando más libertad a los adolescentes es importante elegir bien cuáles son las prioridades y que estén seguros de ellas para que vayan asumiendo responsabilidades. En la inmensa mayoría de los casos los chicos de doce a quince años no están preparados para salir por la noche pero en cambio sí pueden decidir cómo decorar su habitación. Y permitirles decorar su habitación, además, puede servir para hacer que se ocupen ellos mismos de su limpieza y organización.
  • Guía y  control. La función de guía de los padres de adolescentes es primordial para el desarrollo de chicos y chicas pero los padres deben ser cuidadosos de no convertir su labor de guías en un control excesivo que ahogue el crecimiento de sus hijos. El control en algunos aspectos es importante sobre todo cuando se trata de horarios o excederse realizando ciertas actividades, por ejemplo del uso del Internet, del celular, de la TV o de video juegos; será fundamental la intervención de los padres controlando el tiempo y usos que se les dan a estos recursos.

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