Cuando
los niños entran en la adolescencia ruegan que sus padres les den mayor
libertad. En cambio los padres tienen que balancear entre su deseo de fomentar
mayor confianza en sí mismos, mayor capacidad por valerse por sí mismos y el
conocimiento de que el mundo puede ser un lugar muy peligroso y amenazante para
la salud y la seguridad de los niños.
Algunos
padres les dan demasiada libertad en ciertas cosas indebidas, o les dan
demasiados privilegios antes de que los adolescentes estén adecuadamente preparados
para ellos. Otros padres se exceden queriendo mantener un control demasiado
rígido con los hijos, negándoles las oportunidades que necesitan para madurar y
aprender a tomar decisiones por sí mismos, y aceptar las consecuencias de las
mismas.
Los
estudios científicos nos indican que los adolescentes se desarrollan mejor
cuando mantienen un enlace fuerte con sus padres pero al mismo tiempo se les
permite tener sus propios puntos de vista e inclusive estar en desacuerdo con
ellos. Aquí les damos algunos consejos para poder balancear entre la cercanía y
la independencia:
- Conceder la independencia en etapas: Según vaya incrementando la madurez y la responsabilidad
de un adolescente, puede darle mayores privilegios. Quizás al principio le dé la oportunidad de escoger
sus zapatos, siempre y cuando no cuesten más de una cierta cantidad. Más tarde
le puede permitir que haga sus propias compras, con el acuerdo que no le
quitará las etiquetas a la ropa hasta que usted apruebe su selección. Eventualmente le puede
dar una cantidad fija de dinero para que se compre la ropa a su gusto. La independencia no es
algo que se debe obtenerse de golpe. Ya
durante la infancia los niños deben ir adquiriendo algunas responsabilidades
que les den cierta independencia, así cuando llegan a la adolescencia que esa
independencia vaya aumentando gradualmente será un proceso natural.
- Evaluar correctamente la madurez de los adolescentes. No todos los adolescentes tienen el mismo grado de madurez
y de esa madurez depende la independencia
que pueden asumir. Los padres son las personas que mejor saben en qué momento de
su desarrollo están los hijos y deben tenerlo en cuenta a la hora de
permitirles o no hacer ciertas cosas.
- Confiar en los jóvenes. La relación con los hijos adolescentes debe ser de
confianza, sin ella nada funcionará. Es importante que sepan que sus padres confían en ellos, eso
les dará seguridad en sí mismos. Pero también es importante que la confianza no
sea ciega y que ellos sepan que deben ganarse la confianza actuando
correctamente.
- Acuerdos. Que las adolescentes y los adolescentes vayan
conquistando su libertad puede establecerse siempre en términos de negociación.
Los padres deben dejar muy claro a sus hijos que irán ganando más libertad si
cumplen con los compromisos
adquiridos en los pasos
anteriores.
- Hablar claro es imprescindible. Conseguir una buena
comunicación con los
hijos es un paso imprescindible para que todo funcione bien. Si el adolescente
no entiende exáctamente qué es lo que sus padres esperan de él o ella
difícilmente podrá cumplir con ello.
- No saltarse las reglas. Las normas son muy importantes para el crecimiento
de los adolescentes. Es muy importante que los padres sean estrictos al exigir
su cumplimiento porque si unas veces lo hacen y otras no, esas reglas dejan de
ejercer su función educadora.
- De los errores también se aprende. Los padres de los adolescentes no pueden pretender
que estos lo hagan todo bien. Los errores forman parte de la vida humana, todos
los cometemos y además sirven para aprender.
- Salud y seguridad son lo primero. Que los adolescentes entiendan eso debe ser uno de
los objetivos primordiales de su educación. Los padres deben ocuparse de que
chicos y chicas sepan que sus padres no permitirán nada que ponga en riesgo ni
su salud ni su seguridad. Así aprenderán a ser cada vez más ellos mismos los
que se ocupen de estar sanos y seguros y no correr riesgos en ese sentido.
- Elegir bien las prioridades. A la hora de ir dando más libertad a los
adolescentes es importante elegir bien cuáles son las prioridades y que estén
seguros de ellas para que vayan asumiendo responsabilidades. En la inmensa mayoría de
los casos los chicos de doce a quince años no están preparados para salir por la
noche pero en cambio sí pueden decidir cómo decorar su habitación.
Y permitirles decorar su habitación, además, puede servir para hacer que se
ocupen ellos mismos de su limpieza y organización.
- Guía y control. La función de guía de los padres de adolescentes es
primordial para el desarrollo de chicos y chicas pero los padres deben ser
cuidadosos de no convertir su labor de guías en un control excesivo que ahogue
el crecimiento de sus hijos. El control en algunos aspectos es importante sobre
todo cuando se trata de horarios o excederse realizando ciertas actividades,
por ejemplo del uso del Internet, del celular, de la TV o de video juegos; será
fundamental la intervención de los padres controlando el tiempo y usos que se
les dan a estos recursos.
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