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jueves, 19 de julio de 2012

Molondron - Receta


Aunque menospreciado por el líquido viscoso que segrega durante su cocción, el molondrón tiene beneficios que ofrecer a la dieta. Es fuente de vitaminas A, C y del complejo B, este vegetal contiene además hierro y calcio.

Pero es, precisamente, el mucílago que caracteriza una de sus virtudes más destacadas. No sólo sirve para preparar caldos y guisos más espesos, sino que beneficia la digestión.

El molondrón es bajo en calorías y proveedor de fibra, protege la mucosa digestiva y beneficia el intestino. Este vegetal, conocido en otras tierras como quimbombó, gombo, okra o dedo de dama, pertenece a la misma familia que el algodón y el malvavisco. Las variedades para el consumo se denominan Abelmoschus esculentus o Hibiscus esculentus. Se cree oriundo de África y que fue traído a América por los negros esclavos.

Pero el molondrón, ingrediente que aparece en la dieta india, árabe, china y de los vegetarianos, puede formar parte de recetas como sopas, guisos, combinada con huevos o carne, asada, frita, con arroz.

Hoy les tengo una receta que he perfeccionado luego de realizarla varias veces. A mi esposo le encanta y es un plato económico y que se puede acompañar fácilmente con arroz ensalada verde, papas, etc.


Si le desagrada el mucílago o baba del molondrón, se recomienda neutralizar su efecto añadiendo al agua del lavando un poco de zumo de limón. No lo lave antes de que esté listo para su preparación.


Molondrones con zanahoria

Ingredientes:

1 lib. de molondrones picados frescos o congelados
1 cebolla mediana picada en cuadros pequeños
1 zanahoria mediana rayada
1 cucharada de ajo
Cilantro
½ taza de puerro picadito
Sal y pimienta al gusto
1 cucharadita de sal
1 cucharada de mantequilla o margarina
1 cucharadita de jugo de limón
1 taza de agua
1 taza de tomates picaditos, licuados o salsa de tomate.
3 hojas de lechuga dulce para servir
Tortillas para acompañar

Preparación:

En una sartén se pone a sofreír la mantequilla o margarina, cebolla, ajo, cilantro, sal y pimienta. Se mueve hasta que doran un poquito los ingredientes agregando media taza de agua. Luego se agregan los molondrones y se dejan ablandar con los demás ingredientes por 20 o 25 minutos, moviendo con regularidad para que no se peguen. Agregar chorritos de agua cada 5 minutos o cuando este secando. Agregar el jugo de limón y si es necesario rectificar la sal al gusto.

Tiempo de preparación: 40 minutos aproximadamente.


miércoles, 18 de julio de 2012

Como criar ninos bilingues


Todos los padres tenemos muchas inquietudes con relación a la educación de nuestros hijos, en un medio donde se imparte principalmente clases en inglés, y creemos que el hablarles español en casa no les permitirá un buen aprendizaje del idioma inglés.  Si tienes niños pequeños que pronto entrarán a la escuela, sigue leyendo este artículo para que tengas estos tips a mano y salgas airosa de este gran reto.
Si has decidido criar a tus hijos como niños bilingües, te alegrará saber que esta opción tiene muchas ventajas. No sólo es una gran ayuda para conectar con familiares que no dominan el inglés, sino que también, según los expertos, estimula el desarrollo lingüístico de los niños desde que son bebés y, ya de grandes, su formación lingüística e intelectual. 

Ventajas del bilingüismo 

"Los bebés desarrollan una secuencia auditiva en su cerebro, es como un mapa que reconoce el idioma que están hablando los padres, y hay investigaciones que indican que los bebés siempre tendrán en su cerebro ese mapa auditivo del primer idioma que aprendieron. Por eso es importante que los padres empiecen a hablarles a sus hijos en su idioma natal desde que nacen, ya que para los 12 meses ellos ya tendrán un entendimiento auditivo completo para diferenciar el idioma", dice la doctora Josefina Villamil Tinajero, decana del Departamento de Educación de la Universidad de El Paso, Texas y reconocida a nivel nacional por su labor en pro de la educación bilingüe. 

Una de las preocupaciones que sienten muchos padres hispanohablantes es si sus hijos se retrasarán en la escuela por entrar a ella hablando mejor el español que el inglés. Según los expertos en el tema, eso no debe ser un motivo de preocupación. "Los padres de los niños que aprenden español primero no deben preocuparse al pensar que sus hijos no van a aprender bien el inglés. Ellos lo van a aprender bien cuando vayan a la escuela, pero es importante que los padres mantengan esa conexión con el niño en su idioma natal y que estén al tanto de los diferentes programas bilingües que hay en sus escuelas, incluyendo los que pueden ayudarlos a aprender bien el inglés", señala María Quezada, directora ejecutiva de la Asociación de California para la Educación Bilingüe (CABE). 

Ana Abrego, maestra de primer grado en la escuela primaria Hemlock de Fontana, California, apunta que los niños hispanohablantes aprenden muy rápido el inglés al llegar a la escuela y que hay estudios que indican que los niños que dominan dos idiomas obtienen mejores calificaciones y son más creativos a la hora de resolver problemas complejos.  Los expertos recalcan también que tus hijos podrán tener mejores empleos si son bilingües en los Estados Unidos. 

Desafíos 

"Habrá momentos difíciles, especialmente si la familia vive en un área en donde los latinos son minoría, por eso es importante que los padres se mantengan firmes en el uso del idioma español. Si no lo hacen sus hijos no lo aprenderán y, como adultos, se les va a hacer más difícil", dice la doctora Gloria Rodríguez, autora de Criando  a Nuestros Niños en un mundo bicultural. 

En su libro Criando a su Niño con Orgullo Latino, la doctora Carmen Vázquez reconoce que habrá situaciones en las que los niños tal vez no quieran hablar el español y pide a los padres que traten con respeto a sus hijos, que no los fuercen para que hablen el español, sino que les expliquen los beneficios que el hacerlo tiene para la familia y para su futuro. "En un mundo multicultural es difícil pero importante que los niños tengan una identidad bien formada, que sepan que el saber dos idiomas los hace más competitivos en el mercado laboral y que es importante que se puedan comunicarse con sus familiares hispanohablantes y mantengan sus tradiciones y cultura", dice la psicóloga. 

La maestra Abrego cuenta que "muchos padres que no dominan el inglés piensan que no pueden ayudar a sus hijos con las tareas escolares porque no hablan el idioma, pero yo les digo que es importante que les lean en español en la casa, porque sus hijos van a entender y a aprender los conceptos en ambos idiomas". 

Plan de acción 

No importa la edad de tus hijos, ya sea que apenas estén por nacer, sean bebés, en edad preescolar, o ya estén asistiendo a la escuela, a continuación te ofrecemos una lista de sugerencias que te ayudarán a criar niños bilingües. 

 Decide quién va a hablar cual idioma: Es importante, dicen las expertas consultadas, que los padres se pongan de acuerdo sobre quién va a hablar cual idioma, si es que ambos padres son bilingües o uno de ellos es angloparlante. Si se mantiene la consistencia y el niño sabe que con mamá siempre habla en español y con papá en inglés, o viceversa, se reforzará su aprendizaje de ambos idiomas. 

Ejemplo de cómo lo hacen otros padres: 

Testimonio de una  maestra: "Mi esposo les habla español y yo inglés. Mi mamá los cuida y les habla en español, así que mis hijos saben la diferencia entre los dos idiomas y hacen el cambio de forma inmediata cuando es necesario".  "Yo les leo mucho en español, especialmente el chiquito está aprendiendo bien los conceptos en un idioma antes de entrar a la escuela. Mi hija  que tiene 8 años, es perfectamente bilingüe". 

Testimonio de una madre y estudiante universitaria: "Siempre, desde que era un bebé, le hablamos español a mi hijo. Mi esposo y yo hablamos inglés perfectamente, pero queríamos que él aprendiera primero el español y luego, cuando entrara a la escuela, que aprendiera el inglés y es un niño completamente bilingüe".  "Mi hijo  ve todos los sábados o domingos caricaturas en español, él ya se acostumbró que el fin de semana le pongo la televisión en español y le encanta". 

 Léeles libros en español o bilingües: Tener en casa libros en español o bilingües para practicar la pronunciación con tus hijos les ayudará enormemente. También pueden visitar las bibliotecas para leer la colección de libros bilingües o escritos completamente en español. 

 Haz que vean películas en español: ¡Sí funciona! Tus hijos no sólo disfrutarán al ver sus películas favoritas, sino que aprenderán el español al mismo tiempo. Ventajosamente, hoy en día la mayoría de películas de dibujos animados ya vienen con la opción de cambiar el idioma. Es importante que los niños asocien el idioma no solamente con la familia, sino también con las actividades divertidas que más les gustan. 

 Asiste a eventos culturales que celebren tu origen y tu cultura: Perfecta oportunidad para que tus hijos practiquen el idioma con otros niños, se den cuenta de la importancia de hacerlo y lo empiecen a ver como algo natural.

 Viaja a tu país siempre que puedas: No sólo tienes la oportunidad de visitar a tu familia en tu país de origen, sino que tus hijos aprovechan para practicar el español y aprender más sobre las tradiciones y costumbres de sus antepasados. Si no puedes viajar a menudo, entabla amistades con otras familias hispanohablantes y alienta la relación entre sus hijos y los tuyos. Para los niños, el idioma se hace mucho más atractivo si les da la oportunidad de hacer nuevos amigos. También puedes invitar a tu casa una temporadita a un familiar que hable solamente español, para que tus hijos se vean obligados a practicarlo. 

Y no te olvides de compartir con tus hijos tu música latina favorita con letra en español, los dichos y refranes de tu tierra, las cartas y correos electrónicos en español de tu familia y amigos, y tu libreta de recetas familiares. Le comunicarás a tus hijos mucho más que un idioma: el amor por tu cultura y tus orígenes. 

Funte principal: Baby Center.

martes, 17 de julio de 2012

Capacidad de Compromiso


La capacidad de compromiso se adquiere en la infancia

La falta de compromiso por parte de uno de los miembros de una pareja puede poner en serio riesgo la relación.
Cada día se separan o divorcian en España 350 parejas, según el Instituto de Política Familiar. La falta de compromiso es una de las razones que explican los problemas para mantener una relación prolongada y estable. Según un estudio, quienes en la infancia disfrutaron de una buena relación con su madre y en la adolescencia fueron capaces de resolver con eficacia los conflictos con sus amigos tienen menos dificultades para comprometerse en las relaciones.

Cada vez más personas optan por estilos de vida muy diferentes al tradicional, como vivir solos o mantener relaciones abiertas (que permiten relaciones sexuales con otras personas), entre varias opciones. Da la impresión de que el compromiso no es, precisamente, uno de los valores que cotizan al alza hoy en día. Se ha analizado mucho el porqué de la falta de implicación, ya sea en la esfera de las relaciones de pareja o en otros ámbitos de la sociedad actual.

Los sociólogos explican que hoy se vive en una época de la posmodernidad caracterizada por el individualismo, la falta de verdades absolutas y la incertidumbre, ya sea en el mercado laboral o en las relaciones personales. Esta manera de obrar y vivir con independencia de los demás, destacan numerosos investigadores, dificulta que las parejas puedan durar toda la vida, ya que para muchas personas, sus propios deseos y proyectos serán más importantes que la propia relación sentimental.
Por otro lado, los psicólogos alertan del aumento del número de personas que sufren el síndrome de Peter Pan. El psicólogo estadounidense Dan Kiley bautizó como "peterpanes" a los hombres adultos que son incapaces de comprometerse porque aún se comportan como niños.

La clave: una buena relación con la madre

Pero, aparte de un contexto social que parece favorecer el individualismo, ¿hay otras causas que puedan explicar la falta de compromiso de algunas personas? Según un estudio publicado en la revista "Psychological Science", los problemas de hombres y mujeres para mantener el compromiso con sus parejas podrían tener origen en la infancia. Para este estudio, los investigadores entrevistaron a 78 personas de 20 o 21 años de edad y analizaron qué nivel de compromiso tenían en su relación actual.
También entrevistaron a sus respectivas parejas para cotejar las respuestas. Antes, los investigadores habían recabado información sobre dos aspectos importantes del pasado de las personas entrevistadas: cómo había sido la relación con sus madres en la infancia y cómo manejaban las discusiones en los años adolescentes. Las personas que disfrutaron de una relación cariñosa y responsable por parte de su madre y que fueron capaces de resolver con eficacia los conflictos con sus amigos en la adolescencia estaban más comprometidas en sus relaciones sentimentales.

Mismo nivel de implicación, unión más estable

Otro de los interesantes resultados que arrojó el estudio fue que un factor fundamental para que una pareja dure es que tenga un nivel de compromiso similar, ya sea este nivel bajo o alto. Para analizarlo, cada pareja tuvo que debatir sobre un tema que fuera importante para ella y sobre el que no había logrado un acuerdo. Los investigadores grabaron la discusión. Las uniones en las que ambos tenían un bajo nivel de compromiso tenían más posibilidades de éxito que otras en las que uno quiere poca implicación en la relación y el otro mucha.
Los expertos concluyen que la ausencia de compromiso por parte de uno de los miembros puede poner en serio riesgo la relación. Según el psicólogo estadounidense George Levinger, el defecto de compromiso es uno de los cuatro factores que anuncian el final de una relación. Los otros tres son: creer que una nueva vida es la mejor solución para los problemas sentimentales, tener parejas alternativas y la expectativa de que la relación fracase.

EL APEGO ENTRE MADRE E HIJO

Una mala relación entre madre e hijo durante la primera infancia provoca, con mucha probabilidad, que el futuro adulto tenga serios problemas en sus relaciones personales. Una interesante demostración de la importancia del apego fue el experimento que realizó el psicólogo Harry Harlow. Separó a un grupo de crías de monos Rhesus de sus madres. Debido a la ausencia de estas, las crías se abrazaban a unas almohadillas que había en el suelo de las jaulas.
Harlow tuvo entonces la intuición de que la relación madre-hijo tiene una función primordial para la supervivencia psicológica de las crías. Así que formó cuatro grupos de crías. Los monos de un grupo estarían en contacto con una madre de madera vestida con ropas suaves y que proveía de leche. Otros estarían con una madre parecida, pero sin aporte de leche. Un tercer grupo estaría con una madre realizada con alambre y que daba leche. Y, por último, otras crías estarían con una similar, que además no proporcionaba leche. El resultado fue que los monos preferían el contacto con la madre de ropas suaves que no daba leche. Optaban por pasar hambre antes que renunciar al contacto.
Como señaló Harlow, "cuando la madre cubierta de ropas suaves estaba presente, los bebés corrían rápidamente hacia ella, se cogían a su cuerpo, se frotaban contra las ropas, se apretaban contra ella... Pero cuando estas madres estaban ausentes, los bebés corrían de un lado a otro, se agarraban a sus caderas y cuerpos, y gritaban de aflicción". Ya adultos, fueron incapaces de realizar con éxito el acto sexual. Según el especialista, tenían problemas en sus relaciones personales por culpa de una mala relación materno-filial en la infancia. 
Fuente principal:
·      Fundacion Eroski Por JOSÉ ANDRÉS RODRÍGUEZ


lunes, 16 de julio de 2012

Relación Madre e hijo: vínculo afectivo


El vínculo afectivo son aquellas relaciones de apego que los niños y niñas establecen desde muy pequeños con sus padres y otros cuidadores sensibles. La mayor representación del vínculo afectivo está dada por la relación madre-hijo 

El ser humano nace en una condición desvalida, debido a que no se ha desarrollado lo suficiente como sí lo han hecho otras especies mamíferas.  Ese desvalimiento hace necesaria la dependencia hacia algunas personas que lo cuiden, lo alimenten y lo protejan mientras su desarrollo va generando la capacidad de vivir independiente.  

Los niños y niñas necesitan un cuidado afectuoso, constante,  sensible  y responsable por parte de los adultos que los acompañan.  De este cuidado surgirá entonces la situación de apego definida como “aquella relación íntima entre dos personas caracterizada por afecto mutuo y un deseo de mantener proximidad”.

Además de la relación madre –hijo como elemento fundamental de las vinculaciones afectivas, el ser humano es capaz de establecer múltiples apegos a lo largo de su vida como lo podemos ejemplificar en el caso de la adopción y en la presencia amorosa y gratificante de las antiguas “nanas”, aquellas personas adultas que acompañaron con amor y dedicación la infancia de muchos de nosotros.

Tengamos muy presente que los niños son sensibles al cariño y al cuidado y que captan de manera muy clara la tensión, el afecto o el rechazo de los brazos que lo cargan. Pues como bien lo afirmó Paúl de Cock (
novelista y dramaturgo francés): “Los niños presienten que personas los aman.  Es un don natural que con el tiempo se pierde”. 
Fuente principal: Crianza y Salud

sábado, 14 de julio de 2012

Independencia del Adolescente


Cuando los niños entran en la adolescencia ruegan que sus padres les den mayor libertad. En cambio los padres tienen que balancear entre su deseo de fomentar mayor confianza en sí mismos, mayor capacidad por valerse por sí mismos y el conocimiento de que el mundo puede ser un lugar muy peligroso y amenazante para la salud y la seguridad de los niños.
Algunos padres les dan demasiada libertad en ciertas cosas indebidas, o les dan demasiados privilegios antes de que los adolescentes estén adecuadamente preparados para ellos. Otros padres se exceden queriendo mantener un control demasiado rígido con los hijos, negándoles las oportunidades que necesitan para madurar y aprender a tomar decisiones por sí mismos, y aceptar las consecuencias de las mismas.
Los estudios científicos nos indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando mantienen un enlace fuerte con sus padres pero al mismo tiempo se les permite tener sus propios puntos de vista e inclusive estar en desacuerdo con ellos. Aquí les damos algunos consejos para poder balancear entre la cercanía y la independencia:


  • Conceder la independencia en etapas: Según vaya incrementando la madurez y la responsabilidad de un adolescente, puede darle mayores privilegios. Quizás al principio le dé la oportunidad de escoger sus zapatos, siempre y cuando no cuesten más de una cierta cantidad. Más tarde le puede permitir que haga sus propias compras, con el acuerdo que no le quitará las etiquetas a la ropa hasta que usted apruebe su selección. Eventualmente le puede dar una cantidad fija de dinero para que se compre la ropa a su gusto.  La independencia no es algo que se debe obtenerse de golpe. Ya durante la infancia los niños deben ir adquiriendo algunas responsabilidades que les den cierta independencia, así cuando llegan a la adolescencia que esa independencia vaya aumentando gradualmente será un proceso natural.
  •  Evaluar correctamente la madurez de los adolescentes. No todos los adolescentes tienen el mismo grado de madurez y  de esa madurez depende la independencia que pueden asumir. Los padres son las personas que mejor saben en qué momento de su desarrollo están los hijos y deben tenerlo en cuenta a la hora de permitirles o no hacer ciertas cosas.
  • Confiar en los jóvenes. La relación con los hijos adolescentes debe ser de confianza, sin ella nada funcionará. Es importante que  sepan que sus padres confían en ellos, eso les dará seguridad en sí mismos. Pero también es importante que la confianza no sea ciega y que ellos sepan que deben ganarse la confianza actuando correctamente.
  •  Acuerdos. Que las adolescentes y los adolescentes vayan conquistando su libertad puede establecerse siempre en términos de negociación. Los padres deben dejar muy claro a sus hijos que irán ganando más libertad si cumplen con los compromisos adquiridos en los pasos anteriores.
  •  Hablar claro es imprescindible. Conseguir una buena comunicación con los hijos es un paso imprescindible para que todo funcione bien. Si el adolescente no entiende exáctamente qué es lo que sus padres esperan de él o ella difícilmente podrá cumplir con ello.
  • No saltarse las reglas. Las normas son muy importantes para el crecimiento de los adolescentes. Es muy importante que los padres sean estrictos al exigir su cumplimiento porque si unas veces lo hacen y otras no, esas reglas dejan de ejercer su función educadora.
  • De los errores también se aprende. Los padres de los adolescentes no pueden pretender que estos lo hagan todo bien. Los errores forman parte de la vida humana, todos los cometemos y además sirven para aprender.
  • Salud y seguridad son lo primero. Que los adolescentes entiendan eso debe ser uno de los objetivos primordiales de su educación. Los padres deben ocuparse de que chicos y chicas sepan que sus padres no permitirán nada que ponga en riesgo ni su salud ni su seguridad. Así aprenderán a ser cada vez más ellos mismos los que se ocupen de estar sanos y seguros y no correr riesgos en ese sentido.
  •  Elegir bien las prioridades. A la hora de ir dando más libertad a los adolescentes es importante elegir bien cuáles son las prioridades y que estén seguros de ellas para que vayan asumiendo responsabilidades. En la inmensa mayoría de los casos los chicos de doce a quince años no están preparados para salir por la noche pero en cambio sí pueden decidir cómo decorar su habitación. Y permitirles decorar su habitación, además, puede servir para hacer que se ocupen ellos mismos de su limpieza y organización.
  • Guía y  control. La función de guía de los padres de adolescentes es primordial para el desarrollo de chicos y chicas pero los padres deben ser cuidadosos de no convertir su labor de guías en un control excesivo que ahogue el crecimiento de sus hijos. El control en algunos aspectos es importante sobre todo cuando se trata de horarios o excederse realizando ciertas actividades, por ejemplo del uso del Internet, del celular, de la TV o de video juegos; será fundamental la intervención de los padres controlando el tiempo y usos que se les dan a estos recursos.

martes, 3 de julio de 2012

Las pataletas: cómo controlarlas?


Controle las pataletas en lugares públicos


Al hacer mercado, a los niños se les da por pedir todos los dulces y juguetes que ven. Cuando la respuesta es no, empiezan a gritar y patalear para lograr su objetivo.
En casa, cuando el niño hace pataletas usted simplemente lo ignora y él llora hasta que se cansa. Luego viene el sueño por tantas lágrimas y cuando se despierta es probable que ya todo esté olvidado.
Pero imagínese esta escena: mientras hace mercado, su hijo va dentro del carrito y de pronto se obsesiona con un cereal de figuritas que acaba de ver. Cuando usted se lo niega, porque no hay dinero y no se puede comprar todo siempre, él lanza un quejido que llega hasta el sótano del supermercado y empieza a llorar de la forma más inconsolable. Por supuesto, usted pasa a ser la mamá o el papá más desnaturalizado del planeta.
¿Qué hace en esa situación?
A. Lo grita más duro para que él, asustado, se calle. b. Lo baja del carrito y lo deja botado en el piso hasta que se canse de llorar. c. Sale corriendo por la vergüenza que le produce la pataleta. d. Le da una bofetada para que se controle. e. Ninguna de las anteriores. Respuesta. Si usted eligió la opción ‘e’ está en lo correcto. A continuación expertos le darán los consejos acertados para enfrentar esta situación.
Pasos por seguir en el supermercado
Volvamos a la escena del niño que grita mientras los padres compran los víveres. Aunque en la mayoría de los casos se recomienda no hacerle caso, en esta situación los padres deben mirarlo fijamente y decirle algo como: “Yo no voy a hablar contigo en esos términos, cuando te calmes sí te puedo escuchar”. El niño debe sentir que la mamá es la que manda.
Lo más importante es no ceder a las peticiones ante el berrinche, porque lo que está haciendo es reforzar esa conducta agresiva e inapropiada.
La sicóloga clínica Adriana San Martín señala que el niño “siempre quiere tener satisfacción inmediata, tiene cero capacidad de espera y de frustración. Cuando llega al colegio y nadie hace lo que él quiere se va a frustrar, no va a poder con el nivel escolar y va a querer mandar. No va a manejar autoridades, normas y va a tener problemas con la autoridad. Aunque en la casa tenga reglas, en el colegio estas son mucho más claras”.
Entonces, ¿qué hago?
San Martín aconseja que cuando el niño está gritando, la mamá debe “establecer límites que se deben poner sin dar explicaciones, ni ir más allá. De manera que el niño sienta que la que manda es la mamá; pero a nosotros nos da miedo mandar, ser fuertes y ejercer autoridad, frustrar al niño, decirle cosas que lo puedan herir; por eso, nos manejan terriblemente con el llanto.
La mamá empieza a dudar y a decir, ―pero por qué me voy a agarrar de que no le compro el helado―. Esa fisura el niño la detecta claramente y por ahí se ‘sube’ y es cuando tiene un poder enorme sobre nosotros”.
Pero si se pone a gritar igual que el niño, le va a dar un patrón de comportamiento errado. Si papá y mamá gritan, por qué no puede hacerlo él.
En este caso, no se debe ignorar al niño como en la casa, porque puede botarse al suelo, golpearse la cabeza, salir corriendo y atravesar la calle o romper objetos. “No puedes desatender al niño, porque de pronto se pierde, es más importante valorar la responsabilidad del cuidado que uno tiene sobre la responsabilidad de que sea bien educado”, aconseja Franco.
El siguiente paso es contenerlo. Si es un niño más pequeño hay que cargarlo y abrazarlo fuerte; si está en el coche, amarrarlo. Si es más grande, la mamá puede sentarse en el piso con él, abrazarlo por detrás y pasar una de sus piernas por el frente del cuerpo del niño para cerrarlo como haciendo una llave.
“Cuando ya está más calmado, debe tener la capacidad de contenerlo, de decirle no te puedo comprar eso. ¿Ya te calmaste, te tranquilizaste? Acogerlo, después de la angustia con la que el niño queda tras un episodio de esos. Y siempre decirle: te quiero mucho, yo puedo ponerme brava contigo, pero siempre te voy a querer”, recomienda la sicóloga Adriana San Martín.
Sin embargo, si el niño no deja de llorar se recomienda retirarse del lugar, porque va a seguir cerca del motivo de lo que originó la pataleta. Por último, los expertos recomiendan que por ningún motivo inflija un castigo físico, porque el niño se va a sentir incomprendido, con rabia y con mayor irritabilidad.
Todo tiene una razón
Este tipo de trastorno es más frecuente en hijos únicos, en niños que han estado en riesgo de morir, que han tenido una enfermedad grave o que simplemente sus padres son demasiado sobreprotectores.
Para Álvaro Franco, siquiatra infantil y de adolescentes, hay dos razones probables para estas pataletas: “Puede ser un grito desesperado, en busca de la atención que no le brindan, pero también lo hacen para pedir algo que él quiere. Es diferente tener caprichos a buscar que le den atención”, señala el siquiatra infantil Álvaro Franco.
Consejos para tratar a un niño ‘pataletudo’
Establecer jerarquías: los padres tienen que hacerle entender al niño que ellos son los que mandan. No pueden obedecer cuando el pequeño les dice: “tráigame algo”. Se les debe enseñar a que pidan el favor. Cuando ellos sean autoritarios, los padres tienen que ignorar esas actitudes. No deben rendirles cuentas a los niños: a veces, los hijos les preguntan a los padres: “¿en dónde estaban?, ¿por qué no habían llegado? Esto significa un cambio de roles a los que los adultos no deben seguirles el juego. Aplicación de premio y castigo: si el niño tiene una conducta correcta y adecuada debe premiársele, abrazarlo, besarlo, reconocer sus logros. Pero si no tiene la mejor actitud, se deben ignorar sus conductas inapropiadas, ser indiferentes y no sobreprotegerlos, es decir, permitirles que ellos hagan las actividades que pueden hacer por sí mismos, sin su ayuda.
Papás preparados en todo lugar
Lo primero que señala el siquiatra infantil y de adolescentes Álvaro Franco, es que cuando los adultos están bien capacitados para manejar la situación, los buenos resultados se reflejan inmediatamente en sus hijos.
Una pataleta como la que acabamos de nombrar, en el supermercado o en cualquier sitio público, puede ser la extensión de no haber controlado la situación a tiempo cuando se presentó en la casa. Los niños saben que en un sitio lleno de gente, sus padres están impedidos para actuar de la misma forma que en un ambiente privado, lo perciben y simplemente los manipulan.
Esta conducta es absoluta-mente normal en todos los niños. “Todos tienen dos etapas de conductas oposicionales, es decir, hacen lo contrario a lo que quieren los papás; esto es absolutamente normal. La primera va de los 2 a los 4 años y es cuando ellos tienen que demostrar que son unos seres diferentes e independientes de sus papás. Ellos están aprendiendo a hablar y uno muy orgulloso se encuentra con un amigo y le dice: -cuéntale cómo te llamas – pero él se queda callado. Con eso está diciendo: “yo soy un ser aparte, no hago lo que ustedes me dicen que haga”, explica. La segunda etapa, dice el especialista, es la adolescencia.

Por Juliana Rojas HRedactora ABC del bebé.
Copiado de: HOLA MAMA!!!