Quiero
compartirles algo que me sucedió hace algunos días y que me dejó bien pensativa.
Estaba con
mis hijos en una fila esperando recibir
un servicio y mi hijo mayor se me acercó y me dijo: “Mami, si alguien viniera y
me convirtiera en una cucaracha, tú me seguirías amando igual?” Es una pregunta
bien curiosa, verdad? (Cabe destacar que mi hijo sabe que detesto las
cucarachas. No las puedo ver, ni imaginar que se me acerquen. ) Me quedé
pensativa y como con deseos de reírme por lo gracioso y ocurrente de la
pregunta, pero inmediatamente recapacite y pensé: “debo contestarle y no me
reiré de esto”. Lo que le contesté fue,
que nosotros los padres siempre querremos a los hijos no importa lo que les
suceda, los amamos por ser lo que son; nuestros hijos. Le expliqué que ese es
un amor que no se compara con nada en la vida.
Aproveché esa oportunidad para expresarle algunas cosas, por
ejemplo decirle todo lo que nos habíamos
esforzado para que él estuviera bien desde que supimos que yo estaba
embarazada. Le dije que lo habíamos cuidado y protegido todo el tiempo posible
y habíamos dedicado tiempo para compartir con él aun siendo un bebé. Que habíamos
puesto todo nuestro tiempo y energías para que él llegara a esta edad
(13 años), saludable, educado, con buenos sentimientos y sobre todo con temor
de Dios. Le enfaticé en esto último, ya que es lo más importante para
nosotros como familia. Hemos estado esforzándonos para nuestros hijos aprendan de la palabra de Dios y que puedan
tener herramientas que mañana les ayuden
a tomar mejores decisiones.
Cuando nuestros hijos nos hagan preguntas de este tipo, aprovechemos el momento y
expresemos todos los sentimientos que tenemos hacia ellos. Les mentiría si les
dijera que la pregunta sobre la cucaracha no me dejó pensativa por semanas!!!
De verdad que pasó de todo por mi mente. Luego de pasados algunos días
conversamos nuevamente sobre el tema y me sentí mucho más tranquila, al darme
cuenta que mi hijo había entendido y aceptado todo lo que le expresé aquel día.
Además de aprovechar esos momentos de preguntas y
respuestas, tomemos un tiempo cada semana para compartir con cada uno de
nuestros hijos por separado. Es una buena oportunidad para expresarles lo tanto
que les amamos y escuchar todas las inquietudes que tienen. Así ellos notarán que es importante para
nosotros la relación con cada uno de ellos por igual.
