Aunque por mucho tiempo no
estuve ligada al arte de cocinar, porque mi estilo de vida no me lo permitía ni
exigía, en este tiempo de criar a mis hijos me he visto en la suma necesidad de
tener comida lista y atractiva para mi y mi familia. Esto al mismo tiempo me ha ayudado
a perfeccionarme en algunos tipos de comida en los que me he centrado. Aunque
la cocina, vista desde el punto de vista del ama de casa tiende a hacernos
sentir “esclavas”, creo que con un poco de empeño y dedicación podemos tratar
de que esta tarea no nos haga sentir así.
Lo primero que debemos ponernos
por delante (como una pancarta bien grande), es el amor que tenemos por nuestras
familias. Eso nos anima a realizar, dentro de
nuestras posibilidades, los alimentos que más ellos disfrutan y hacerlos
con dedicación. Les hablo de la pancarta porque con tantas responsabilidades
que tiene la mamá de hoy, la tarea que más se puede ver afectada es la de
realizar la comida. Cuando el tiempo apremia lo primero que pensamos es en las
comidas congeladas; por lo rápido que se calientan en un micro ondas, o en ir a
comprar comida rápida y que se la coman huyendo en el carro, en vez de quizá,
pensar con antelación el sacar unas pechugas congeladas y sazonadas que
tengamos guardadas en el refrigerador y que se vayan descongelando, en lo que
hacemos una que otra diligencia. Luego cocinarlas al vapor con unos vegetales
por encima.
El preparar los alimentos
para nuestras familias no sólo es importante para nuestros hijos y esposo, sino
que para nosotras mismas es de mayor tranquilidad por el cuidado e higiene con
los que los hemos preparado; a parte de lo beneficioso que es compartir los
alimentos juntos en la intimidad del hogar. Sean bendecidas en este tiempo y a
cocinar se ha dicho!
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