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miércoles, 16 de mayo de 2012

Te casaste!


Te casaste?

Es mucho lo que podemos hablar del tema de parejas o del matrimonio en estos tiempos donde lamentablemente es una institución que no está en sus mejores épocas. La tasa de divorcio es altísima por todos lados ya que se ha tomado el matrimonio como algo sin importancia. “Me caso, y si no funciona, me divorcio”, al parecer esto es lo que se piensa al unirse en el santo vínculo del matrimonio. O sencillamente las parejas se unen con el propósito y motivación errados.

Para los que seguimos los principios bíblicos esto no es tan fácil de digerir, porque Dios dice en su palabra que el hombre se unirá a su mujer y serán una sola carne. “Y dijo: Por tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá á su mujer, y serán dos en una carne.” Mateo 19:5.  Una de las promesas que hacemos cuando contraemos nupcias es que estaremos casados “hasta que la muerte nos separe”. Esta es una promesa que se rompe por muchas razones; válidas o no, son razones que lamentamos de verdad. Personas que se amaron genuinamente por mucho tiempo y luego los vemos divorciarse y dejar hijos marcados por una separación que a veces no tiene arreglo.

Lo que Dios quiere es que el hombre ame a su mujer: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama” Efesios 5:28. Dios llama a la mujer a que respete a su marido:En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.” Efesios 5:33. Cuando estos mandatos bíblicos se pasan por alto, ya sea por desconocimiento o por negligencia y es de ambas partes, por su puesto que el matrimonio no va a funcionar. Cuando el hombre se siente respetado (esto es tratarlo con dignidad,) y la mujer se siente amada y cuidada, tiene que reinar un ambiente de cordialidad y por consiguiente, los resultados serán un matrimonio saludable y unos hijos que se respeten mutuamente y respeten a sus padres.

En definitiva este es un tema muy amplio y  del que se habla continuamente. Así que esto es solo un esbozo de lo que les puedo recomendar. Debemos amar a Dios y considerarlo como lo que es, el Dueño y Señor de nuestras vidas. Cuando reconozcamos eso nuestra vida cambiará y veremos a los demás como los ve Dios.

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